Hoy, más que nunca, las feministas debemos de dejar que ni sapos ni ranas ni príncipes azules nos intenten conquistar; lo cierto es que con monarquía, con esta monarquía heredada del franquismo, siempre será un hombre, no muy guapo pero sí con varios palacios y carrozas, el que esté por delante en la foto, y será siempre un matrimonio heterosexual el que represente a este país, dejando a un lado las representatividades de todas las transmaribibolleras del Estado, que ya de por sí sufrimos el acoso del heteropatriarcado en las palizas, en los insultos y en la continua, como esta, invisibilización.
No se pueden defender los derechos del colectivo LGTBI sin ser feminista y no se puede ser feminista sin ser republicana y, por tanto, demócrata. Yo quiero una jefa de Estado bollera camionera y eso en una monarquía no es posible bajo ningún parámetro: hablamos de una institución heredada del franquismo (el depuesto rey Juan Carlos I juró las leyes del Movimiento) y unida de la mano a la Iglesia Católica, aquellos que quieren curarnos cuando los enfermos son ellos. En este Orgullo LGTBI las banderas republicanas han de ser también protagonistas, en cambio, en sus concentraciones monárquicas (minoritarias aun siendo fiesta y difundida por los mass media) las banderas que también son protagonistas son las del régimen que asesinaba homosexuales y que los condenaba a la exclusión.
En medio de estas convulsas fechas tras la abdicación/ dimisión del rey han salido multitud de artículos, de tertulianos y de opinadores varios a hablar sobre este tema, pero resulta curioso que nadie haya incidido en este aspecto del argumentario republicano: nunca hemos tenido una jefa de Estado mujer, ni mucho menos bollera y ni mucho menos una que rompiera con los cánones establecidos y dejara de ser la mujer florero que son las mujeres en esta monarquía.
Jorge García Izquierdo, Coordinador de ALEAS-IU Fuenlabrada.
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